domingo, 28 de febrero de 2010

TE 8.8


Este es mi relato sobre lo acontecido el dia 27 de Febrero de 2010 a las 3.34am en Viña del Mar en el momento en que se produce en Chile un terremoto grado 8.8 Richter con epicentro en Concepción, 500km al sur de Viña.


Caleuche.

Un minuto antes de la hora mencionada a continuación, llego a mi departamento ubicado en el piso 21 de la torre B de Av San Martín 1206, a la orilla del océano Pacifico, Viña del Mar.

3.29am y en vez de contar ovejas, miraba la luna llena con Jesús, mi amiga.

Llena y de un plateado opaco, borrando toda estrella del cielo, la luna parecía quitarle protagonismo al océano pacifico. Este, se extendía por todo el horizonte con un azul oscuro, casi negro. Pero esta era noche lunar. Grande y muy cercana al horizonte, iluminaba de paz mas que de luz todo el paisaje que desde el piso 21 pudiera verse.

Creí ver 2 barcos anclados a una distancia considerable, `Cuantos containers podrá almacenar alguno de esos gigantes, 800? 1.000?` pensé. Pero denuevo la redonda se robaba no solo mi atención sino la de todo aquel que por esas horas girara su vista hacia arriba, hacia el lado. Porque la luna coqueteaba con el horizonte y dibujaba en el pacifico el mítico camino de plata. Ese que va de costa a horizonte, ese en el que el legendario “Caleuche” aparece en el sur antes de raptar a un pescador perdido en la noche.

Siempre me pareció el Caleuche la leyenda mas amistosa del sur de Chile, la única que me gustaría experimentar, con sus mercenarios inmortales entonando canciones que sonaban solo en ese lugar medio entre el océano y la luna… la única que cuando chico no me daba miedo (contra el trauco y la pincoya!).

A esa hora impregnaba su tranquilidad el pacifico en una ciudad que lejos de descansar, solo baja de revoluciones. Como si no quisiera descansar, como si Viña sintiera que su corazón es su gente, y su sangre es el mar.

3.31am un solo comentario se me viene a la mente: ¿Porque el camino de luz que dibuja la luna sobre el mar no es continuo? Una mancha negra lo cortaba casi llegando al horizonte... no me pareció ver nubes… no había nubes. `Si la naturaleza a ratos no parece simétrica, al menos debiera parecer continua`, pensé. Como si la naturaleza pudiese explicarse solo en base a la observación… inútil ilusión, hermosa utopía. Como no podía navegar hacia el lugar de la aparente mancha oscura, no me quedó mas que despreocuparme de aquel detalle en pos del espectáculo masivo al que asistía: una luna casi llena iluminando la costa de una ciudad acostumbrada a tal regalo.

3.33am y con Jesús, un dia antes de volver a Santiago, y en vista de la mas alta ubicación del depto en cuanto al edificio, intentamos llegar a la azotea. `Mission Failed` dice en los juegos de play cuando pasa lo que nos pasó: no logramos el objetivo. Sin embargo, ya habíamos roto la inercia. Esa energía inicial necesaria para llevar todo sistema de la mas absoluta calma al movimiento, por mas mínimo que este fuera, ya estaba en nosotros. De repente, ruido. Voces y jolgorio. Vecinos despiertos. Consecuencia: abrimos la puerta del depto de par en par, sabiendo que por ahí debíamos escapar del planeado atentado amistoso que a nuestros vecinos insomnes la noche traería.


Maqueta fuera de control.

3.35am la Panchu, otra amiga, se despierta y pasea por el depto con destino desconocido. Estruendo de por medio, nos hace ver que sigue mas dormida que los que no han salido de sus camas y que no pudo lograr servirse el vaso de jugo que me imagino, necesitaba. Ahora silencio. Como si los vecinos, la panchu y nosotros, en coordinación digna de ballet ruso, hubiésemos detenido nuestro deambular. Un paso hacia el departamento.

El segundo paso fue irregular. Creo que de eso no me di cuenta. Al tercer paso comenzó un temblor. Creo que mi sonrisa seguía presente, me acerco a la Jesu. Creo que no notaba mi respiración mas acelerada, pero si la necesidad inconsciente de que terminara luego el suceso que “siempre termina luego”. Nos ponemos debajo de la puerta. No hay espacio a palabras y la intensidad del temblor se duplica. Ahora se triplica. Las otras 6 niñas salen de sus piezas corriendo. Noto que Sebastián mi compañero, todavía no sale de su pieza. `Tranquilidad` digo, o pienso. El movimiento es potente. Ahora me cuesta mantenerme en pie, pero abrazo fuerte. En ese momento creo que volví a escuchar algo, esta vez estruendo. Sonido profundo y constante de resquebrajamiento y tablas. Creí ver una luz en el pasillo. Estruendo constante y movimiento casi incontrolable, debajo, arriba, a los lados. Ahora noto la luz del pasillo parpadear al ritmo de la humareda de polvo que de el emanaba. `No voy a resbalar, no voy a soltarlas (a mis amigas)` pensé.

Gritos. Han pasado 10 segundos y el terremoto es evidente. Me di cuenta que estaba viviendo la “excepción”. Esa que “nunca pasa, hasta que pasa”. El edificio se sacudía fuera de control. El estruendo es fuerte y constante. La oscilación horizontal era algo digno de las maquetas de madera en enseñanza básica. Me atrevo a decir 1 metro de oscilación. Atreverse… de que sirve atreverse, de que sirve la voluntad cuando tu realidad ya no depende de ti mismo. En los momentos mas duros del terremoto a todos quizás les paso por la mente ese pensamiento, ese que se desprende del control, porque no hay posibilidad de obtenerlo, siquiera soñarlo. Ahí estábamos, abrazados. Muy abrazados. Alguna palabra de tranquilidad gritaba cuando sale Sebastián de la pieza, rebota en una pared y se incorpora al grupo. No voy a olvidar ese rebote en la pared, como no voy a olvidar la grieta que algunos momentos después dibujo sobre nosotros la ultima amenaza de sumisión. `La naturaleza es avasalladora` pensé. Vaya novedad.

Caos. Recuerdo en imágenes, momento de desconcentración, siempre abrazo, vuelvo.

Fuera de control. Mas amedrentador que el piso oscilando temerariamente, y las paredes literalmente deformándose, era el sonido. Ese constante crujir de una estructura que sabíamos era antigua, alta y angosta. Éramos los monitos de plasticina dentro de la maqueta del estudiante. Éramos la pelota de pinball en el fliper del niño del barrio. No, no éramos. Solo lo éramos para el que escribe historias. `Esta estructura está construida para soportar esto, con extenso margen de error, hay normas que regulan su construcción.` uno de cien argumentos. Mil ahora. Protagonistas de nuestra propia historia, no es un lema de Ataka, es nuestra realidad. Es la realidad del que elige, del que vive, del que ejerce su voluntad mas allá de si ella está limitada o no por factores externos.

No noto de inmediato la disminución de intensidad de un terremoto que duró mas de un minuto y medio. Si noto los ojos de algunas de mis amigas, los ojos de la javi mirando un punto fijo, trascendiendo por lejos ese pequeño lugar físico. Los ojos de la Jesu mirando a través de los de su hijo Agustín dondequiera que estuviese. Repito algunas palabras de aliento: `Tranquilas, estamos juntos`. Por ultimo, `las quiero`… fue una frase que paradójicamente me calmó a mi mismo. Ahora una imagen de mi polola, también la quiero y se que está bien, no me preocupo. Ahora si noto que baja la intensidad, no importa que todo siga fuera de control, que el edificio parezca venirse abajo, que lo parece. Inexplorado camino de supervivencia. Sinergia, seguimos juntos por algunos segundos, energía infinita. Ahora si, `bajamos todos juntos cuando se calme, ritmo constante y no parar” pensé, o dije, o es lo mismo porque eso iba a pasar. Momentos de lucidez donde los objetivos son una realidad tangible antes de que sucedan, no son tantos en nuestra vida y hay que valorarlos.

3.37am El edificio de 21 pisos fue recorrido de arriba a abajo por 8 personas en 1 minuto. En el camino, gritos, llantos, gente apostada en las puertas de los departamentos mirando atónita. Gente en shock, con los techos de sus pisos destruidos. Escombros en el suelo, iluminación extraña y tenue eran el escenario que en menos de 1 minuto ya no presenciábamos. Habíamos salido de la maqueta gigante. Aire marino, respirar, respirar paz. Pausa. Ahora están todas? Si están, siempre estuvieron. Me hice esa pregunta cada dos pisos, no recuerdo habérmela hecho. Alguien nombra el mar, alguien grita maremoto.

Maremoto. Tsunami. Hollywood y Viña. Youtube y Viña. Viña. `Tomemos la precaución y subamos al primer cerro` dije.

Partimos todos corriendo juntos, de a pares, de la mano. `Estamos todos?` `Si… no, falta el Seba.` Vuelvo la cabeza, donde está. Ahí está, se quedó ayudando.

Va a estar bien, porque está tranquilo. Seguimos trotando.

El trote.

Cuadras oscuras de calles angostas recibían a miles de viñamarinos, literalmente, escapando. ¿De quien, de que? Del mito, de la leyenda, de la “excepción” natural. De lo que no ocurre nunca. En efecto, patrullas de la armada descartaban por alto parlante el riesgo de tsunami. Hoy, mirando hacia atrás, puedo decir que hicimos bien en tomar la precaución de huir en contra de lo que dice la armada (cosa que en Juan Fernández no fue posible). Pero no corrimos en contra de la armada, corrimos en pos de nosotros mismos. Si ese granito de arena podía aportar a seguir sonriendo al día siguiente, bienvenido sea. Así lo entendieron también mis 6 amigas, 3 de ellas descalzas, que corrieron sin descanso los 2 kilómetros hasta la entrada del sausalito.

El equipo adidas de fútbol playa se convertía entonces en el de maratón urbana. Pero no solo eso, sino en extras de un vasto elenco teatral que protagonizaba una de las obras mas surrealistas ocurridas jamás en nuestro país, siquiera en mi mente.

Semáforos en el suelo, escombros y cables cruzándose en las veredas no eran impedimento para enfervorizados (mas que alcoholizados) conductores que comenzaban el rally dakar en viña.

Llamativos pijamas de colores no atraían mi atención mucho mas que los autos en sentido contra el transito o los imprudentes peatones en shock. Creo que lo de “prudente” se atribuye a un estado de conciencia que permita elegir, de ahí lo de imprudente. Vi muchas personas en shock que habían perdido esa cualidad de discernimiento y solo escapaban. Dantesco.

Ad portas de una calle exageradamente oscura, me pregunté si en tal coyuntura de caos, de delirio común, podría haber alguien capaz de abstraerse de la situación (por falta de conciencia o por sucumbir a ella) para cometer por ejemplo una agresión, un delito o un asalto. Mas creíble que increíble. No tomamos esa calle.

Pequeños gestos de solidaridad por aquí y por allá, avasallados por grandes gestos de egoísmo. En una misma escena: un peatón anónimo detenía su trote e intentaba detener autos a riesgo de su vida con conductores que pasaban el paso de cebra a 100km/h sin detenerse. Una vez en enseñanza media escribí un ensayo titulado “¿Es el egoísmo una cualidad intrínseca al ser humano?”. 10 hojas y 6 años después aun no encuentro respuesta.

Quiero creer que no.

Creo que el ritmo de trote constante nos ayudaba a mantenernos centrados, concentrados en el objetivo, el cuerpo en sintonía con la mente. La vivi y la panchu a paso firme, la barbi y su gemela eran una sola. Éramos una burbuja. Alrededor caos, sin sentidos. Un grupo de jóvenes saliendo de la discotec, cantando que iban a morir. Tragicómico. Llegamos al cerro. El ultimo empujón nos lo da una van de Entel que nos lleva mas arriba. Todas las líneas cortadas, incluida la de Entel. Era la noche de los sin sentidos, que mas da.

Y quien dijo que el egoísmo tiene siempre un carácter negativo… al menos el pacifico esta vez fue egoísta y nos privó, bienvenido sea, de su fuerza hercúlea.

`La naturaleza es avasalladora`, pensé.
Vaya novedad.
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