sábado, 2 de julio de 2011

Aproximación al pensamiento

La forma en la que generamos nuestro pensamiento, eterno imaginario y receptáculo de lo que nos define, pocas veces se hace evidente. Para acercarnos a esa sutil y acabada maquinaria hay que iniciar desde lo fundamental; la simple “imagen”, aquella primera intuición ya no exterior sino propia, gatillada por alguna sensación, estimulo o cambio. 

La “imagen”, vaga representación de la conciencia, es el primer paso al pensamiento. De aquellas hay variedad, y genéricamente abarcan desde representaciones sensibles, remanentes de experiencia o recuerdos. Quizás cientos de ellas por minuto divagan y se generan en nuestra, esta vez expuesta, conciencia-inconsciente. Sin embargo, cuando pensamos seleccionamos muy pocas de aquel “continuo de implicancias”. ¿Somos realmente concientes del valor de las imágenes que seleccionamos y del costo de las que desechamos?. El valor de la atención radica en empoderar nuestra intención en tal proceso de selección.*

Pero, ¿de que manera estas imágenes vacuas, aisladas y sin sentido aparente se vuelven algo coherente? En primer termino, a través de la asociación. Al pensar, generamos nexos entre ciertas “representaciones” y experiencias pasadas, ligadas a aprendizajes, sentimientos, reacciones, estrategias o actitudes. Es la experiencia la que, mediada asociación, encausa nuestro pensar, si, pero no lo define.

La asociación en si lleva una doble bandera: la de ligar representaciones vacuas con conocimiento y la de evocar, en el mismo acto de asociar, abstraer o generalizar la originaria chispa del pensamiento: esa intención creativa que se funde en generación de nuevo conocimiento.

De esta manera, la condición suficiente y necesaria para que exista el pensamiento es la forma relacional con la que abordamos tanto experiencia, como percepción y representación. La estructura del pensamiento y de toda interpretación es, básicamente, una compleja red de nexos imbuidos de la intención de quien los entabla. Es decir, tanto el contenido como la forma en la que pensamos tiene directa relación con quienes somos; el análogo a una huella digital.

No quedará para el que observe esta dinámica relacional un solo rastro de forma u orden, pues su esencia es dinámica. Sin embargo su afán no se habrá perdido si reconoce en él la intención que lo mueve, la misma que lo empujó a construir la compleja red de nexos que componen ese pensamiento, ese que buscaba.






* Tal concepto expuesto magistralmente en J. Krishnamurti "Atención y LIbertad interior".





Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...