domingo, 10 de octubre de 2010

Huellas

Mirar hacia atrás es acercarse a lo cercano
A uno mismo, su historia
Todo cabe en ella y a la vez, pareciera
se deshace con el viento.

Lo que no se dice, lo que no se recuerda, lo que no se toca
Lo ajeno a la memoria, ¿es acaso ajeno a nuestra historia?.

Mas ajeno que uno mismo,
lejano en el presente,
de aquel camino olvidado,
de aquel recorrido con otros,
de aquel recorrido por otros,
de aquel que solo la vida nombra vida.

Cuan conciente somos de lo que sentimos,
cuanto de aquello transmitimos.

Los que no son yo, los que nos acompañan,
son un testimonio de aquello, una huella de nuestro pasar
de nuestro sentir, de nuestro vivir.

Todos somos huellas,
de otros.

Como un rio, seguimos un cause,
y dejamos con el una huella en constante cambio..
¿Que tipo de rio somos?.

Su flujo sagaz solo se detiene en el vertigo del momento presente.

Como no recibir al hoy efusivo, al hoy misterioso,
Como no compartir con otros su oportunidad,
Como no evadir por el, el miedo,
Como no plasmar con el la iniciativa,
Como no construir en el un sueño.

Nunca será tarde porque nunca fue temprano
El ahora no es tiempo, es ocasión:
comunión de conciencia y existencia.

El rio inevitablemente cambiará.

De no verlo así, el tiempo no espera.
Sigue su rumbo inicial, insoslayable:
rotundo, transgresor, infalible.

Es hora de abrir los ojos,
de la voluntad,
del criterio,
de la libertad,
de la entrega,
del cariño:
Siempre lo ha sido.

Un aplauso a los que así lo han entendido,
una reverencia a los que así lo han vivido.
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