martes, 22 de junio de 2010

Desde el Universo a la Agrupación Neuronal

Del Ensayo "GROUPING! Otra perspectiva" Junio 2010.
Cap 2.

El Tejido nervioso, como cualquier otro tejido, es una agrupación de células en este caso nerviosas que a nivel biológico cuenta con múltiples funciones; constituir el sistema nervioso y cumplir a cabalidad todas las exigencias que esto supone: comunicación intra neuronal, mielinización de las vainas para mayor eficiencia del impulso nervioso, etc. Los tejidos son formas de organización de los elementos básicos para la consecución de un fin mayor.

Estas “función” del tejido nervioso por cierto no fue “dada” y es el resultado de un sinfín de “ensayo y error evolutivo” hasta que el resultado “victorioso” fue transformado implícitamente en “función”. De esta manera, la función biológica se encarga de replicar el “camino victorioso” logrado luego de mucho tiempo de fracasos en cada organismo. Y para eso están los tejidos.

A saber, el tejido nervioso esta formado por las neuronas y las células gliales (que dan soporte al tejido neuronal). Análogamente se puede plantear en el universo la relación (al menos espacial) entre materia visible e invisible (correspondiendo la materia visible a las neuronas y la materia oscura a las células gliales).

Img5. Tejido nervioso.

A diferencia del estudio del agrupamiento de materia en el vasto universo, en el caso de los tejidos en el cuerpo tenemos una ventaja: sabemos que existe un fin en su quehacer. A saber, mantener la vida del organismo, aumentar la eficiencia de sus funciones y cumplir su función reproductiva y alimentaria.

La verdad es que el parecido entre la “Gran Muralla Sloan” (el agrupamiento de galaxias en el universo) y estas imágenes del sistema nervioso y sus tejidos son sugerentes por su increíble similitud. Claramente la forma de las neuronas y el tejido nervioso propicia su función comunicadora del impulso nervioso. Este impulso es el que nos permite “ser y hacer”, que el cerebro de las “ordenes” y estas se ejecuten. Es un tejido que facilita entonces la comunicación interna de nosotros como seres vivos y permite la relación directa entre el pensar y el hacer, pero también entre el sentir y el ser. El sistema nervioso es el que nos da coherencia como seres vivos. Pues bien, la intuición nos dice que la forma del universo también tiene que ver mucho con su “coherencia interna”. Su funcionamiento a gran escala, su “recorrer el espacio-tiempo” de una manera que satisfaga sus “propias reglas”, conocidas como leyes, es su proceso de “agrupamiento”.

Porque no ver al universo entonces como un organismo, no con un “fin biológico” claro, pero si con una coherencia interna que le permite existir, ser. Las imágenes del sistema nervioso nos dan evidencia clara del agrupamiento celular en este mismo sentido; mantener sus coherencias internas.

Esta relación extraña y mágica, casi poética y por cierto virtuosa entre el micro y el macro mundo puede verse también en ejemplos tan simples como la forma de los caracoles y las galaxias espirales:



Img6. Elipses en la naturaleza


Además, como no ver al universo como “un todo” si en el inicio del tiempo, en el momento 0 antes del big bang, todo estaba junto, todo era “uno” en una bola incandescente de energía pura e infinita.

Otro debate que se desprende de la temática anterior es la siguiente: Existiendo en nosotros como individuos condiciones de agrupamiento que nos componen innegablemente a nivel interno (biológico) y externo (universo); ¿A que nos referimos al hablar de libertad si las condiciones que la definen están fuera de nuestro ámbito de control? ¿Cuál es el real dominio de nuestras elecciones, de nuestro existir? Claramente nuestro dominio de acción y existencia es acotado, partiendo de la base que somos individuos con una composición particular en un sistema acotado. Además todo indica que nuestra existencia particular no influye de sobremanera en nuestro entorno galáctico, lo que nos lleva a pensar que somos una anécdota en un mar de estrellas. De todas maneras, nuestra mayor virtud radica en nuestro carácter particular, improbable, frágil y además efímero. Es ahí donde, independiente lo pequeños que seamos, tenemos la posibilidad de ser concientes y elegir, en desmedro de la poca “significancia” que para el sistema tenga nuestro accionar. Somos, y sabemos que somos. Con eso nos debe bastar (como no!). Es la virtud de la conciencia de nuestra existencia.

Es enfrentar el cuestionamiento sobre la naturaleza misma del fenómeno “vida”. Aquel fenómeno al que el científico chileno H. Maturana se refirió como “autopoiesis” o condición de existencia de un organismo que se adapta y reproduce. ¿Será decir que la vida es un fruto del universo, algo muy altanero?. Al menos al adoptar una postura moral frente a esa afirmación, solo me queda decir que en el universo no hay fenómenos buenos o malos simplemente porque no hay certeza de que exista una mente que los piense -y que además- pueda establecer tal juicio (solo ha de haber tal mente afirmando la existencia de Dios). Empero, me inclino a preferir la “vida” y la conciencia como un fenómeno dulce del universo, como las jóvenes manzanas rojas del manzano. Es una elección personal. De todas maneras el granjero cósmico que caminara entre los árboles buscando una manzana para comer, moriría de hambre antes de encontrarla. La vida es evidentemente esquiva a las condiciones que presenta nuestro universo.


Img7. Tejido nervioso y sus similitudes innegables con la forma del universo a la escala de Sloan; el agrupamiento de las galaxias y sus conexiones en forma de filamentos.

Propuesto entonces está el concepto de “organismo universal”, cuya forma mantiene su coherencia interna reformulando un nexo cósmico que se mantiene con el tiempo desde un inicio común. Como también el cuestionamiento sobre si la “forma del universo tiene que ver con una función en particular que no hemos descubierto, como lo puede ser la comunicación entre sus partes”. Y si la forma de ordenamiento o sus propiedades afectan nuestra existencia. Además, el concepto de “libertad condicionada” por las estructuras que nos componen (biológicas) y de las cuales somos parte ínfima (estelar).

Este último concepto es atacado también por la ingeniería genética que ya ha dado el primer paso. ¿Cual es el real dominio de nuestras elecciones? Un equipo de científicos estadounidenses liderados por Craig Venter, (el mismo que descifró el genoma humano el año 2001), sintetizó en Mayo del 2010 la primera célula en base a ADN sintético, que entre otros avances como vacunas, abre vastas posibilidades para manejar a voluntad en un futuro, el “agrupamiento biológico” que nos rige. Podremos tomar decisiones por el cuerpo y sus estructuras… su forma de actuar, defenderse, reproducirse y desarrollarse. Avance que inspira alegría y temor, no es para menos.

Por ultimo acotar que como sociedad, hemos perdido el sentido de “comunidad”, la idea de “organismo social” ya no existe. Hemos dado paso al individualismo casi de manera ciega.

Los nexos sociales, la interacción social... esa que en teoría sustenta al individuo y le da la posibilidad de desarrollarse. Nuestro entorno, nuestro prójimo en general. Acerquemos el panorama del sistema nervioso donde todos están interconectados y se sostienen mutuamente para reorientar el camino hacia una sociedad mas justa, más preocupada del “otro”, más interconectada, más sensible, mas humana.

Recuperemos las raíces de la comunicación y la fraternidad siguiendo el camino de las neuronas. Tomemos aquella ya antigua (a ratos olvidada, solo por algunos rescatada) pero potente frase del Concilio Vaticano II: “Nada de lo humano nos es ajeno”.


Referencias.

*Neuronas, Curso de Histología, Fac. Med. PUC.
http://escuela.med.puc.cl/paginas/cursos/segundo/histologia/histologiaweb/paginas/ne35145.html

*Charla de Craig Venter, ADN sintetico.
http://www.ted.com/talks/craig_venter_unveils_synthetic_life.html

*Humberto Maturana: “De maquinas y seres vivos.”

*Apuntes de Física Contemporánea y Relatividad.

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