lunes, 20 de junio de 2011

Inundando un silencio Incompetente

La acción, un movimiento enérgico inundado de significado, va a lugar cuando en su ausencia se deforman y quiebran los pilares que fundamentan nuestro pensar y proceder. Cuando una situación es para nosotros insostenible en su naturaleza aparente. Aquella coyuntura en la que el riesgo de romper una inercia silente vale menos que una ilusión de cambio, de avance, de construcción. Porque la acción, aquella gatillada en la verdadera intención, es un tender hacia: es un construir cuya innata coherencia vuelve indistinguibles el hacer con el ser.

De golpe. ¿De que manera puedo recibir hoy a los miles de argelinos muertos a manos francesas en la guerra de liberación del pais africano en los 60?. ¿De que manera lo hizo Gandhi con los cientos de miles mas en el largo proceso de independencia de India ante el ciego imperio británico?.

Muda colera. En silencio 100 mil iraníes murieron en la guerra de Irak-Iran a manos de bombas químicas vendidas por estados unidos a Hussein. Las matanzas etnicas en Bosnia a manos del serbio Milosevic produjeron un nombre: "el carnicero" y no una crítica cantada al oscuro paso desde divisiones etnicas hacia el genocidio nacionalista.

Hoy, los bombardeos del libio Gaddafi contra los manifestantes que por primera vez salen a la calle a manifestar contra su regimen represivo son tan contundentes como las presiones de estados unidos para retener a Julian Assange, fundador de wikileaks y su voragine comunicacional.

Caricatura de un mundo que en presencias silentes basa su oscurantismo, luego del concilio vaticano II en la iglesia católica no solo hay grupos que discrepan con la doctrina social que proponía una iglesia laica, de la gente, sino que existen hoy quienes la niegan y fundan enclaves de poder dentro de la institución en los cuales incluso hay espacio para crimenes sexuales. La iglesia, su cupula, encubre, desvía, desmiente como el padre avergonzado del hijo. Marcial maciel en los legionarios y karadima con su iglesia de el bosque en Chile no son excepciones.

Como crónica de una muerte anunciada, llamar a la acción consecuente muchas veces parece caer en la imposibilidad de acceder a eso que la fundamenta: su posibilidad de generar cambio, de construir, de caminar en ella hacia un leit motiv.

¿Cuanta justicia se hará luego de alzar mi voz contra las complicidades genocidas de franceses en algeria e ingleses en India? ¿Que aportará mi desaprobación con la venta de armas mas grande de la historia, de EEUU a arabia saudita en 2010?.

Hay acontecimientos ante los que no podemos quedar al margen. El llamado a la acción es primero un llamado a la consecuencia y la disconformidad. Romper el silencio incompetente, inerte en el que vivimos, ya por gusto, ya omisión, no significa solo elevar panfletos anti belicos. Comienza con el movimiento de la propia reflexión, que tienta un debate global ingenuo en su poder.

Es crear consciencia, es elevar el nivel de atención, es vivir pacificamente intranquilo, es generar chispas que quemen al alumbrar, es mantener vivo el afán de construir y el sentido de la coherencia interna: a no olvidar, a no olvidar-nos. A descubrir lo mejor de nosotros en una intención profunda que camine hacia lo humano.

En mi frente el bloqueo israelita a la franja de gaza,
En mis rodillas los paises musulmanes en una busqueda peligrosa pero esperada hacia la democracia, ocultada por tantos intereses foraneos e internos de petroleo y poder,
En mi espalda la herencia de las dictaduras latinoamericanas y el progreso de la región a pasos de tortuga amazónica,
En mi talón derecho China pujando su revolución industrial,
En mi talón izquierdo India y un despertar tardío,
En mi boca la ausencia de una real reforma educacional en Chile.
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Inundé por un momento mi silencio incompetente.


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